Mittwoch, 11. Juni 2014

Muere Frühbeck de Burgos: Adiós, maestro, adiós

Frühbeck de Burgos ist tot :Auf Wiedersehen, maestro

Frühbeck de Burgos is dead, Goodbye, maestro

Día 11/06/2014 -

Se nos ha ido uno de los grandes maestros del panorama concertístico internacional

Nos tenemos que hacer a la idea. A Rafael Frühbeck de Burgos le ha ocurrido lo único que podía obligarle a dejar de dirigir un concierto cada tres o cuatro días, como venía haciendo desde hace muchísimos años hasta que, vencido por la enfermedad, tuvo que arrojar la toalla anunciando su retirada. Se nos ha ido no solo uno de los grandes maestros del panorama concertístico internacional, sino alguien entrañablemente ligado en el recuerdo a muchos filarmónicos españoles –especialmente madrileños- que ya estaban en la música (o llegábamos entonces a ella) en los años sesenta, cuando él despegaba, y que, por lo tanto, llevábamos medio siglo siguiendo su carrera: muy de cerca al principio, a salto de mata en los últimos decenios, cuando Frühbeck ocupaba incesantemente podios de toda Europa, América, Asia…
Nacido en Burgos el 13 de septiembre de 1933, formado en Bilbao como violinista, en 1957 acudió a Múnich a estudiar dirección orquestal, su pasión, y al año siguiente, con todos los premios de la Hochschule für Musik en su haber, debutó al frente de la Sinfónica de Bilbao, que le nombró director titular. Lo fue hasta que, tras dirigir varios conciertos «de tanteo» a la Orquesta Nacional, huérfana de titular desde la muerte de Argenta, fue nombrado para tal cargo en 1962. Durante dieciséis años, Rafael Frühbeck de Burgos fue director titular de la Orquesta Nacional de España, un período de excepcional auge para la Orquesta y, desde luego, para él mismo.
Cubrió un repertorio inmenso y acompañó en sus conciertos a solistas del máximo prestigio internacional: Rubinstein, Arrau, Benedetti Michelangeli, Iturbi, Larrocha, Achúcarro, Orozco, Magaloff, Gulda, Katchen, Kempf, Argerich, Richter, Weissenberg…; Oistrakh, Milstein, Menuhin, Stern, Grumiaux, Ferras, Accardo, Perlman, Mutter…; Cassadó, Founier, Rostropovich…; Yepes, Zabaleta…; De los Ángeles, Norman, Ameling, Caballé, Cotrubas, Donath, Janowitz, Murray, Nafé, Obratsova, Price, Procter, Watts…; Allen, Carreras, Domingo, Van Dam, Estes, Nimsgern… bien entendido que no cabe aquí mencionar a prácticamente todos los solistas españoles relevantes, de cualquier especialidad, que pasaron en aquellos años por los conciertos de la ONE.
Simultáneamente, el maestro burgalés inició su imparable carrera internacional: en los años sesenta debutó en París, Buenos Aires, Lucerna, Londres, Montreal, Filadelfia, Nueva York, Los Ángeles, Cleveland… y sería nombrado Generalmusikdirektor en Düsseldorf (1966-71). Ya en los setenta fue director titular de la Sinfónica de Montreal (1975-76) e invitado por las principales orquestas de Berlín, Viena, Boston o Washington.
Cuando fue cesado como director de la OCNE, Rafael Frühbeck emprendió un periplo viajero del que ya no iba a apearse. Fue invitado por los Festivales de Lucerna, Salzburgo y Edimburgo. Nombrado Director Principal Invitado de la Sinfónica Nacional de Washington en 1980, lo fue a la vez, desde 1983, de la Yomiuri Nippon de Tokio, manteniendo esta doble relación hasta 1990. A partir de entonces, sin dejar de hacer nunca el gran circuito estadounidense (Nueva York, Filadelfia, Boston, Chicago, Los Ángeles, Cincinnati, Pittsburgh, Washington…), Frühbeck se centró más en Europa, y fue director titular de la Wiener Symphoniker (1991-96) a la vez que de la Deutsche Oper Berlin (1992-97).
En 1993, con la Ópera berlinesa llevó a Tokio Maestros Cantores. Enseguida, tras varios conciertos triunfales, la Orquesta Sinfónica de la Radio de Berlín (RSO) le nombró titular en 1994, cargo que ejerció hasta 2000. También en 1994, y dado que las distancias en Europa le resultaban muy cortas, Frühbeck comenzó una relación estable con la Ópera de Zúrich. De la Orquesta de Berlín pasó en 2001 a la titularidad de otra orquesta radiofónica europea, la Sinfónica Nacional de la RAI de Turín (2001-07) y, entre medias, se hizo cargo también de la Dresdner Philharmonie, otro gran conjunto sinfónico alemán del que fue titular entre 2004 y 2011. La última vinculación del maestro Frühbeck como titular de una orquesta ha sido con la Sinfónica de la Radio Danesa, tarea que emprendió en 2012 y en la que seguía al decir adiós.
Después de unos años de lejanía, tras la tensión de la ruptura en 1978, se produjo el natural reencuentro de Frühbeck de Burgos con la Orquesta y Coro Nacionales de España, con tan positivo resultado que el maestro fue nombrado Director Emérito de la OCNE en 1998 y regularizó sus visitas a Madrid al frente de los conjuntos con los que había madurado en el primer tramo de su imponente carrera.
Esta temporada, en diciembre de 2013, Frühbeck dirigió a «sus» conjuntos nacionales por última vez, ofreciendo un programa que podríamos calificar como prototípico: servicio a la música española (estreno de Tomás Marco) y gran repertorio sinfónico coral («Carmina Burana», de Carl Orff). Se sobreentiende que los conciertos de Frühbeck entre nosotros no solo han sido con la Orquesta Nacional, pues fue invitado por todas las orquestas españolas de relieve y, por añadidura, nos ha visitado con grandes orquestas extranjeras en gira por España. Su último concierto en Madrid fue en febrero pasado, cuando dirigió obras de Strauss («Don Quijote») y Beethoven («Quinta») a la Orquesta de la RTVE con éxito clamoroso.

Aclamada trayectoria musical

A lo largo de cincuenta y cinco años de aclamada trayectoria musical, Rafael Frühbeck de Burgos ha recibido innumerables distinciones. En España, Encomienda de la Orden de Alfonso X el Sabio, Gran Cruz del Mérito Civil, Medallas de Oro al Mérito en el Trabajo y en las Bellas Artes, Premio de la Fundación Guerrero, Medalla de la Fundación Albéniz, Hijo Predilecto de la Ciudad de Burgos, Doctor Honoris Causa por las Universidades de Navarra y de Burgos, Miembro de Número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando… Y, fuera de nuestro país, Medalla de Oro de la Ciudad de Viena, Medalla de Oro al Mérito de la República Austriaca, Medalla de Oro de la Internationale Gustav Mahler Gesellschaft, Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil de la República Federal de Alemania…
No podremos olvidar tantísimas horas de música vividas a través de la batuta autoritaria, ordenada, precisa, constructora y brillante de Rafael Frühbeck de Burgos, fogosa y acaso extravertida en exceso en los años de afianzamiento, más mesurada y musical después, recogida y honda en sus últimos años, admirable siempre.
La última vez que hablamos le recordé, otra vez, que me debía algo: la «Segunda Sinfonía» de Schumann, por cuyo Adagio siento especialísima debilidad. «Tendría que revisar la orquestación y hacerme mis propios materiales, como en su día hice con la Renana», me contestó, una vez más. «Hazlo, ¿quién te lo impide?». «No tengo tiempo». «Pues fuerza un paréntesis, bien merecería la pena»… Yéndose, masculló: «Eso no sé hacerlo». Puro Frühbeck.

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